6 jul 2009 | By: Laura Falcó Lara

Maldición


Javier era el prototipo de hombre guapo y simpático que atraía de forma fácil y natural a las mujeres. Siempre había conseguido tener a cuantas chicas se había propuesto pero, para la desgracia de ellas, Javier era infiel por naturaleza. Jamás consiguió estar más de un año con la misma mujer y menos siéndole fiel. Se cansaba de ellas, necesitaba savia nueva; sabía que no estaba bien, pero era superior a sus fuerzas.

Cuando conoció a Claudia algo dentro de él se rompió y se paralizó. Supo por primera vez en su vida, que todo iba a cambiar. Ella era distinta, además de guapa y divertida Claudia era una mujer inteligente y culta. También había algo en ella distinto, algo especial, algo casi mágico, que mantenía a Javier completamente loco por ella, como embrujado. Con ella Javier se decidió por fin a dar el paso final y a pasar por el altar. Estaba seguro de que nunca se iba a cansar de aquella mujer, de que jamás la iba a dejar por otra. Claudia era, sin lugar a dudas, la mujer de su vida…quisiera el o no quisiera.

Al principio, todo fue maravilloso. Javier estaba seguro de haber acertado en su elección y no sentía ningunas ganas de serle infiel, ni de dejarla. Pasaron así casi dos años de un matrimonio modélico y envidiable pero, para un mujeriego como Javier, el amor tenía fecha de caducidad y esta llegó. Poco a poco, sobre el tercer año, las mentiras empezaron a sucederse, los engaños y las excusas se fueron volviendo cada vez más frecuentes y Javier volvió a sus rutinas de siempre. Sin embargo, esta vez algo le complicaba bastante el dejar a la chica como solía hacer; la chica era su mujer. Además de todos los trámites burocráticos que ello suponía, el divorcio era un mal negocio que, a bien seguro, iba a mermar su economía. Fue por esa razón, que Javier se planteó no dejarla y simplemente serle infiel. Javier se montó algo así como una vida paralela.

-Javier, ¿dónde has estado hasta tan tarde? Preguntó Claudia
-Pues trabajando. ¿Acaso crees que la pasta que entra en casa llega sola?
-Ya…pero, antes no solías llegar tan tarde y ahora...
-Eso era antes. Exclamó Javier tratando de cortar el tema.
-¿No me mentirías verdad?
-¿Yo?, claro que no cariño.¿Cómo puedes pensar eso de mí?
-Eso espero…por tu bien. Respondió Claudia en voz baja.

A partir de ese día todo cambió, en especial la salud y el aspecto de Javier. A cada mentira, a cada uno de sus engaños, una peca abultada y llena de pelo aparecía en su cuerpo, o en su rostro, afeando notablemente su aspecto. A cada infidelidad algo en su interior empezaba a ir mal. Primero fue un ataque de lumbalgia, luego aquel doloroso apendicitis y después los problemas de próstata. Javier se sentía cada día peor y ningún médico era capaz de encontrar el origen de aquellas dolencias. Por otra parte, trató en varias ocasiones de que le extirparse aquellas horribles pecas pero, por cada una que le sacaban, aparecían otras dos. Javier no lograba entender que era lo que le estaba pasando.

Con el tiempo, lleno de desagradables pecas por todo su cuerpo, Javier empezó a no salir de casa. No soportaba verse reflejado en un espejo. Aquel rostro por el que en otro tiempo suspiraban las mujeres, era ahora angustioso y repugnante a la vista. La gente le miraba y le señalaba por la calle; se había convertido en un auténtico monstruo. Fue entonces en que las mentiras dejaron de existir y con su desaparición, poco a poco, también fueron desapareciendo las pecas y todos sus males. Javier estaba milagrosamente recuperado y no tardó demasiado tiempo en volver a las andadas, aunque su alegría no le iba a durar mucho.

- Así que hoy tienes una reunión hasta muy tarde ¿no?
- Sí, el jefe esta muy pesado con la visita de los alemanes y ya sabes.
- Ya…Cariño, ¿recuerdas tus pecas? Esas que han desaparecido…
- Sí claro, ¿por?
- Creo que te está pareciendo otra…
- ¿Cómo?
- No está bien mentir. Se coge antes a un mentiroso que a un cojo.
- ¿Mentir? ¿De que coño hablas?
- De que por ahora son pecas, lumbalgia, apéndice o próstata. Pero, la próxima vez que me seas infiel será mucho peor.
- ¿Có…cómo dices?
- Que si quieres seguir vivo y con buen aspecto, vas a dejar de mentirme y me vas a ser fiel. ¿Te queda claro amor?
- ¡Que cojones dices! ¡Tú estás loca!
- ¿Loca?...ven conmigo

Javier inquieto y algo asustado por las afirmaciones de su mujer siguió a Claudia hasta la habitación. Una vez allí, Claudia abrió la trampilla del falso techo y bajó la escalerilla que llevaba al altillo, que tan sólo usaban de trastero. Nuevamente, Claudia invitó a Javier a que la acompañase. Cuando Javier subió y asomó la cabeza al altillo se quedó helado y sin palabras. Ante él y para su sorpresa, pudo ver un altar típico de la santería cubana lleno de velas e incienso y en centro, un muñeco semejante a los de vudú con una foto de su cara prendida en la cabeza. El muñeco tenía tres agujas clavadas en su cuerpo; una en la espalda, otra en el apéndice y una última entre las piernas. Entonces, con una sonrisa malévola Claudia cogió el muñeco entre sus manos y retorciéndole suavemente el bulto que tenía entre sus piernas le preguntó a Javier:


- ¿Verdad que no vas a volverme a ser infiel amor?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que foto yan linda..y que historia!

Anónimo dijo...

Bueno, en general recién voy a leer este relato, pero quiero dar a conocer mi admiración por tu blog en general, mas alla de que sea cierto o no todo lo que leo la trama de la gran mayoria de los relatos es espectacular, muchas felicitaciones.
Y claro, SALUDOS DESDE PERÚ!!!
ATTE.
KEYNI W. PITTMAN

Claudia Bürk dijo...

Magnífico relato. Causalidad que los protas se llamen "Javier y Claudia". Final inesperado...Pero me parece que los hombres infieles, aun retorciendo cosas entre las piernas de muñecos de esos...¡No cambian! jeje. Geniallllll el relato. Poco a poco me los leeré todos.

Peter Mathius dijo...

Qué bueno... le habia hecho un muñeco vudú, y lo peor es que le retorciera o pinchara "Sus Partes", es lo más debil, y lo que más duele, ja,ja,ja,ja (Genial Relato Sarcástico, de gran Humor Láura) Me imagino en la Situación, Bufff !!! Qué Dolor !!! :)

Publicar un comentario